Hace 4 años Julian García, decidió darle vida a un sueño artístico que tenía. Inicialmente quería montar su monologo donde trasmutaba sus emociones de una perdida amorosa a partir de un triangulo familiar que narraba también muchos de sus pensamientos en torno a la discriminación, prejuicios y condiciones que la sociedad impone desde la crianza y no permiten el desarrollo de la personalidad diversa. Cuando inicia su transito para darle vida a esta pieza se cruza con una convocatoria del distrito y decide apuntarle con miras a su montaje. En medio del desarrollo de sus talleres de formación en arte dramático ( su profesión) descubre que este espacio que denomino La fuerza del adiós, talleres LGBTIQ+ es una ventana para comenzar a hacer catarsis de su construcción social como marica, como ciudadano y como parte de una comunidad que se ha establecido bajo parámetros de conductas hetero y homo normadas. En medio de este descubrir entiende que las otres vidas que llegan al taller también están rotas como él y entiende que solamente se puede volar cuando las alas para hacerlo son compartidas. A partir de ese momento el proyecto queda en un segundo plano y entiende la necesidad de generar una familia, esa donde te sientas realmente aceptada, sin juicios ni prejuicios y donde se promulgue el poder, ser, estar y habitar, desde ese momento nace Casa Colective Divas, un laboratorio disidente pensado para llegar a muchos, muchas, muches y desde el arte como forma de validar las emociones establecer espectáculos y performances que den fe del trabajo que se tiene con la misma persona, su entorno y la sociedad.